martes, 26 de agosto de 2008

La vida de Ricardo Mercado

Ricardo Mercado tiene 25 años. Es chaqueño, pero vive en la ciudad de Buenos Aires desde 2000, cuando decidió estudiar Ciencias Políticas en la UBA. Luego de aprobar el CBC y de cursar el primer año de dicha carrera, sus gustos por la política poco a poco fueron cayendo por la cantidad de injusticia que encontró. Al otro año se anotó en la misma facultad para estudiar abogacía, con más dudas que certezas. Actualmente, se encuentra cursando materias de tercer año y afirma que está muy entusiasmado. Sin embargo, la vida de Mercado pasa por otro lado. Hace varios años conoció a Gabriel Laya y a Jorge Jure, presidente y vicepresidente de la Asociación Civil Seis Varones. Esta es una organización sin fines de lucro que surgió del espíritu solidario de un grupo de trabajo, pertenecientes en su mayoría de la Dirección General de Tecnología del Poder Judicial de la Nación. Ricardo se acercó a ellos cuando fueron de visita a la provincia de Chaco en enero de 2004. "Me enteré por medio de un amigo que acababan de formar una ONG con el fin de brindar asistencia social y material a las escuelas rurales. Me entrevisté con ellos y me ofrecieron a que me uniera a su lucha. Acepté sin pensarlo, ya que siempre me preocupé por la gente de mi lugar, que no tuvieron, ni por asomo, las mismas posibilidades que tuve, como ir a la escuela, tener siempre comida en mi casa o irme a estudiar a la provincia más importante del país".
Hace unas semanas, siete jóvenes concurrieron a un viaje a un pueblo chaqueño llamado "El Impenetrable", una zona totalmente abandonada y olvidada. A ese viaje fueron también dos integrantes de la Red de Magos Solidarios, quiénes, según Mercado, fueron muy importantes ya que brindaron mucha ayuda, no sólo haciendo magia, sino en otras actividades, tanto con los chicos como con los familiares. En esa excursión, visitaron varios varios parajes de la zona de Sauzalito, en donde distribuyeron alimentos, ropa, juguetes, útiles escolares y 60 litros de agua potable. Allí vivieron muchas experiencias. “Están tan alejados de todo, que ni siquiera conocían a Maradona. A los magos, al principio los confundían con brujos, porque nunca en su vida habían oído hablar de magia. Realmente es muy difícil expresar tanto sufrimiento y olvido hacia ellos. Lamentablemente nadie hace nada, ninguno trabaja en serio y el trabajo social no existe. Nosotros tenemos muchas ganas y voluntad de mejorar la situación de ese lugar, pero nos falta los medios y necesitamos que se sumen más personas a este desafío", expresa.
El espíritu solidario de Mercado surgió desde que el era pequeño, ya que lo heredó de sus padres que siempre se preocuparon por ayudar a los demás. Al principio el no entendía muy bien que pasaba, porque sus padres no le dedicaban tanto tiempo para estar con el o el no consideraba que era el necesario. Pero después a medida que fue creciendo se dio cuenta de que no era así. Su familia siempre estaba preocupado por él, pero también por otras personas. "Entonces, eso lo fui adaptando. Y si además a eso le sumas los valores morales y religiosos es como que aún te viene más el amar al prójimo, sin pedir nada y sin esperar nada de él. Solamente que le vaya mejor con tu ayuda".
Relata que una de las historias que más lo conmovió durante estos años fue la de un nene de una escuela ubicada en Santiago del Estero. Su nombre es Luciano y tiene 9 años. Su padre lo había abandonado cuando el era muy chico. En una de las cartas que le escribió dijo que cuando creciera desearía ser como él. "Que alguien me dijera que me iba a tomar como referente de vida, fue una de las cosas más lindas que me pasó. Encima, yo no soy del lugar, es un chico al que conocí en uno de los viajes y creamos un vínculo muy lindo. Me eligió como padrino y cada vez que voy para allá, paso mucho tiempo con él. Es un joven al que le pone mucha garra al estudio, a pesar de tener muy pocos recursos. La verdad que me emociona muchísimo", narró.
Algunas personas pueden suponer que formar parte de una organización no gubernamental puede tener aspectos en contra, como por ejemplo, el tiempo y el esfuerzo que se le dedica a ella. Pero para él no, si no que todo lo contrario. "Cuando trabajo en la asociación o acompaño a Gabriel y a Jorge en los viajes, lo hago porque me agrada hacerlo, y no para quedar bien o para figurar como un héroe. No pienso en si, en vez de gastar tiempo en esto, podría estar con mis amigos, mi familia o estudiando", manifiesta. Es algo que le nace, porque quiere cambiar las cosas. A veces, dice, que se mete tanto en el tema, que termina sufriendo tal como ellos. Varios de sus compañeros hasta tuvieron que realizar terapia porque les llegó todo. "Eso por ahí podría ser un punto negativo, pero después lo demás es hermoso. Ver a un pibe crecer y saber que va a tener otra oportunidad a raíz del trabajo que uno hace, es algo único e incomparable", concluyó.